Interpreter Credentialing, Testing and Training in Australia: Past, Contemporary and Future Directions

Autores/as

  • Jim Hlavac Translation & Interpreting Studies School of Languages, Literatures, Cultures and Linguistics Faculty of Arts Monash University

DOI:

https://doi.org/10.37536/FITISPos-IJ.2016.3.0.98

Palabras clave:

Public service interpreting, Government language services policies, Trainee interpreters. / Servicio público de interpretación, Políticas gubernamentales de servicios de idiomas, Estudiantes de interpretación

Resumen

Abstract: This paper focuses on public service interpreting in Australia, gives a brief overview of socio-historical features, which, like many predominantly Anglophone countries, had policies and practices that openly discouraged bi- and multi-lingualism and that marginalised translation and interpreting. A change to this occurred in the mid-1970s when social policy caught up with post-WWII reality and multiculturalism became a cornerstone of public policy at all levels.

Virtually overnight, national policy required the establishment of a national body that registered suitably attributed interpreters and translators to service the needs of non-English-speaking residents. This has led to the development of T&I infrastructure that is responsive to larger and smaller, older and newer linguistic groups, but which encounters attendant difficulties in the harmonisation of standards of practice amongst interpreters across different languages.

The relationship of testing to training is examined and this paper concludes with data on those currently entering the sector: statistics are provided from a sample of 50 trainees, attending an introductory, 40-hour course entitled ‘Entry-level Interpreting’ on their motivational and career-aspirational features, and on their views and experiences of interpreting practice.

Resumen: Este artículo se enfoca en los servicios públicos de interpretación en Australia, y provee información general sobre elementos sociales e históricos de Australia. Australia, como muchos otros países angloparlantes, tenía políticas y procedimientos diseñados para desalentar el bilingüismo y poliglotismo, lo cual consecuentemente marginalizó la traducción e interpretación. Esto comenzó a cambiar a mediados de los años setenta, cuando la política social se puso al corriente de las realidades de la posguerra y el multiculturalismo se volvió una pieza clave de la política pública a todos niveles.

Prácticamente de un día a otro, la política nacional requirió el establecimiento de una entidad que registrara intérpretes y traductores adecuadamente acreditados para satisfacer los servicios requeridos por aquellos residentes que no hablaban inglés. Esto llevo al desarrollo de una infraestructura de intérpretes y traductores capaz de responder a las necesidades de grupos lingüísticos grandes y pequeños, nuevos y viejos, pero que a la vez se encuentra con la constante dificultad de asegurar que sus intérpretes en diferentes idiomas mantengan los mismos estándares profesionales.

Este artículo examina la relación entre capacitación y examinación, y concluye con información sobre estudiantes que se encuentran a punto de unirse a la industria. Las estadísticas provistas son de una muestra de cincuenta estudiantes, los cuales estudiaron un curso de introducción de cuarenta horas llamado “Curso de interpretación de nivel básico”. Así mismo, este artículo provee información sobre la motivación de los estudiantes, sus ambiciones profesionales, y sus opiniones y experiencias sobre la práctica de interpretación.

 

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Publicado

2016-04-11

Número

Sección

Dossier monográfico